Parque Nacional Jaragua
Doce tipos de
asociaciones vegetales terrestres han sido descritas para el Parque.
A grandes rasgos, se destaca una gran
cantidad de plantas adaptadas a la alta radiación solar y escasa precipitación.
Hay muchas especies únicas de Jaragua, destacándose la canelilla de Jaragua (Pimenta haitensis, planta
aromática y medicinal de distribución casi restringida al Parque), el guanito de
Cabo Rojo (Coccothrinax ekmanii), la palma cacheo de Oviedo (Pseudophoenix
ekmanii) y el melón espinoso de Pedernales (Melocactus intortus var.
pedernalensis)
Entre sus
ecosistemas marinos se encuentran las zonas más extensas y mejor conservadas de
praderas de hierbas marinas de la región, las cuales sirven a su vez de soporte
a especies animales amenazadas y/o de valor pesquero, como el lambí (Strombus
gigas) y la langosta espinosa (Panulirus argus).
Incluye numerosas especies de alto valor económico, de valor pesquero, así como
especies en peligro crítico (según la Lista
Roja de la UICN).
En cuanto a reptiles, Jaragua posee una fauna muy diversa;
entre los representantes más llamativos están las dos especies endémicas de iguanas de las rocas: la iguana rinoceronte (Cyclura
cornuta) y la altamente amenazada iguana de Ricord (Cyclura ricordi),
endémica de la zona. Es el Parque además el único sitio de
La Española donde se encuentran presentes todas las especies de algunos géneros
de reptiles (de ranos Ameiva, y de culebras Uromacer, entre
otros). Se encuentran también especies endémicas con distribución geográfica
muy restringida (Anolis altavelensis, Sphaerodactylus ariasae).
En las playas del parque salen a desovar tortugas marinas,
principalmente el carey (Eretmochelys imbricata) y el tinglar (Dermochelys
coriacea). Los careyes juveniles también se encuentran en altas
densidades
en las zonas de arrecife coral del parque, así como los de tortuga verde (Chelonia
mydas). El Parque es además hábitat importante para la
jicotea o tortuga sureña de La Española (Trachemys decorata), endémica
y críticamente amenazada.
Además, Jaragua
es hábitat de numerosas
especies de aves nativas, endémicas, y migratorias.
Se han reportado unas 130 especies de aves para el Parque Jaragua, de las cuales 76 son residentes
nativas, 10 endémicas y 47
migratorias.
En el Parque
también se encuentran las mayores poblaciones de la isla de paloma coronita (Patagioenas
leucocephala), y posiblemente de todo el Caribe insular, las cuales anidan
allí en enormes bancos. Asimismo, posee las poblaciones más importantes de la
paloma ceniza (Columba inornata), especie antillana amenazada. En sus
islas y cayos adyacentes anida la colonia de la gaviota oscura (Sterna
fuscata) mas grande históricamente conocida de la región del Caribe.
El Parque actúa
como reserva a importantes poblaciones relicto de dos especies endémicas y
amenazadas de mamíferos: el solenodonte (Solenodon paradoxus), y la jutía
(Plagiodontia aedium), así como de 11 especies de
murciélagos. El manatí
antillano (Trichechus manatus manatus), en peligro de extinción, habita y
se alimenta en los extensos pastos marinos del Parque.
Los delfines pico de botella (Tursiops truncatus) son frecuentemente
avistados cerca de la isla Alto Velo.
La
fauna de invertebrados está todavía relativamente poco estudiada, pero
recientemente se han descrito especies nuevas para la ciencia en numerosos taxa.
El Parque Nacional Jaragua es rico en yacimientos arqueológicos
de la época pre-hispánica. El más antiguo de estos sitios conocidos data del
2,590 A.C. y corresponde a asentamientos indígenas avanzados. La máxima
expresión de esta cultura indígena se encuentra en los Taínos, habitantes de
característica agroforestal, dominantes a la llegada de Cristóbal Colón.
Los taínos establecieron cierta división territorial,
dividida en cacicazgos, como el cacicazgo de Xaraguá en la región suroeste,
origen de la denominación de Jaragua dada al área protegida. Dentro del parque
existe un número de cavernas como El Guanal, la Cueva La Poza y la Cueva Mongó,
que contienen en su interior pictografías, petroglifos y artefactos de esta época.
Laguna de Oviedo
Se encuentra en el límite noreste
del Parque Nacional Jaragua. Mide 28 km2 de superficie. En sus
aguas altamente salinas confluyen varias fuentes de agua dulce, encontrándose
asociadas a ella extensos manglares y numerosas aves acuáticas. Entre sus peces se
encuentran especies hasta ahora sólo conocidas de esta laguna, como lo es el Cyprinodon
nicholsi, el mayor de todas las especies conocidas de este interesante
grupo de peces. Entre las aves acuáticas,
se destacan sus colonias de flamencos (Phaenicopterus ruber)
y cucharetas (Ajaia ajaia). Otras aves comunes son la garza real, la garza azul, y numerosas gaviotas
y playeros. Muchas de estas aves anidan en los cayos de la
laguna o en otras zonas del parque Jaragua.
También la paloma coronita a menudo establece sus bancos de anidación en
manglares y caños aledaños a la laguna.
Bahía de las Aguilas es una
playa de unos 4 km de longitud ubicada en la costa oeste del Parque. Es
sin lugar a dudas una de las playas más hermosas no sólo del país, sino del mundo. Está
formada por finas arenas blancas provenientes de los hermosos arrecifes de coral
que se encuentran cerca de la costa. Esta playa anida la tortuga tinglar (Dermochelys
coriacea) y carey (Eretmochelys imbricata). Tambien, en la zona
arenosa que esta en la base del farallón rocoso mas cercano a la playa, anidan
en grandes concentraciones las iguanas rinoceronte (Cyclura cornuta) de
toda la zona.
En años recientes el desarrollo
turístico de Bahía ha sido una gran fuente de debate en la sociedad dominicana,
ocupando amplios espacios en los medios de comunicación. Debido a la proximidad
de los arrecifes a la costa, cualquier contaminación terrestre cercana podría
degradarlos rápidamente. Por esto, el Grupo Jaragua piensa que el modelo
de desarrollo compatible con Bahía debe ser sumamente respetuoso del medio
ambiente. Ver: Cinco
argumentos para el desarrollo sostenible de Bahia
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